06 Oct Miguel Ángel García, el pontevedrés que acecha las enfermedades hereditarias del riñón
Las 150 familias diagnosticadas hasta la fecha en todo el mundo con la Enfermedad de Dent, 15 de ellas gallegas, observan con expectación lo que ocurre en el laboratorio que pilota un investigador de Portonovo de «pura cepa». Se trata de Miguel Ángel García González (1976), un biólogo que, entre muchos otros proyectos, acaba de importar dos ratones desde el otro lado del Atlántico para intentar identificar las dianas terapéuticas de esta patología, una enfermedad rara que afecta gravemente al riñón.
El programa está siendo ejecutado en Nefrochus, un laboratorio que forma parte del Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago de Compostela que, bajo la batuta de este portonovés, está especializado en estudiar las enfermedades renales hereditarias.
García explica que los roedores, en los que se han invertido más de 20.000 euros, fueron remitidos a principios de junio por la Universidad de Harvard, con la que el equipo comparte varios proyectos de investigación. El primer paso ha consistido en introducir en los animales una mutación de un paciente y, según el experto, es algo que no solo permite realizar los estudios «con más rapidez», sino que permite hacerlo con un mayor intervencionismo respecto a un enfermo humano.
Las metas
Uno de los objetivos del proyecto es entender mejor la Enfermedad de Dent, «porque aún desconocemos muchos de los mecanismos por los que se produce». Además, está previsto que permita a identificar qué tipo de patologías no renales están asociadas a la enfermedad, ya que muchos pacientes presentan circunstancias comunes, como «retrasos en el crecimiento» y deterioros cognitivos «que hacen que vayan deteriorándose neurológicamente».
La siguiente fase, la más esperada por los afectados, consistirá en la búsqueda de «posibles tratamientos». El objetivo es «disparar con certeza frente a aquellos mecanismos que están alterados para intentar restituirlos» y, aunque es pronto para saberlo, los antecedentes son (muy) alentadores. La plantilla de Nefrochus ya ha logrado identificar dos dianas terapéuticas para la poliquistosis, «la tercera enfermedad hereditaria, renal y no renal, con mayor incidencia».
Los proyectos
Desde que el laboratorio de Nefrochus (perteneciente al CHUS) comenzó a funcionar en 2010, se han desarrollado tres grandes estrategias. La primera estuvo centrada en el diseño de «herramientas para facilitar el diagnóstico» de las enfermedades renales hereditarias y la segunda, iniciada en 2013, consistió en la elaboración de un mapa sobre la incidencia de estas patologías en colaboración con todos los servicios gallegos de Nefrología.
En base a los estudios genéticos realizados, García advierte de que en Galicia «uno de cada 67 nacidos vivos portamos mutaciones en genes renales», lo que da una idea de lo frecuentes que pueden ser estas patologías. «Esto no quiere decir que todos desarrollemos la enfermedad renal -puntualiza-, pero sí podemos decir que uno de cada 600 gallegos padecen una enfermedad renal hereditaria», destaca.
La incidencia
En ese primer mapa García y su equipo pusieron el foco en la enfermedad renal poliquística, un trastorno genético que provoca el crecimiento de muchos quistes dentro de los riñones y que cuenta con una alta prevalencia.
En el mapa en cuestión se llegaron a identificar cerca de 3.000 familias portadoras de las mutaciones que dan pie a la poliquistosis que, además de ser bastante frecuente, puede llegar a comprometer la vida del paciente. «En muchos casos obliga a trasplantar el hígado y el riñón», señala el experto.
Posteriormente, el laboratorio abordó las glomerulopatías y a partir de 2021 dio el paso a las enfermedades tubulointersticiales, unas patologías que afectan a los túbulos de los riñones y entre las que se encuentra la Enfermedad de Dent.
El investigador portonovés marcó las líneas maestras de este último estudio, pero además ayudó a crear una alianza entre algunas de las diez familias gallegas identificadas en el mapeo. Así nació Art for Dent, una asociación de pacientes que además de brindarse apoyo realiza múltiples iniciativas para recaudar fondos y destinarlos a las labores de investigación que se llevan a cabo en la capital gallega, incluido este último proyecto.
«El Ministerio nos da muy poco dinero hacer este tipo de abordajes. En cambio, acciones de mecenazgo como las que promueve Art for Dent nos inyectan más fondos. En un solo año consiguieron para investigar la Enfermedad de Dent la misma cantidad que nos da el Estado para estudiar todas las tubulopatías durante tres años. Esto nos permite profundizar en el estudio de la enfermedad de una forma más rápida, de modo que, algo que a lo mejor podía llevar 10 o 20 años, esperamos hacerlo mucho más rápido», destaca el experto.
Las previsiones a futuro
Uno de los grandes objetivos de Nefrochus es entender los mecanismos moleculares que conducen a la enfermedad renal. En el caso de la poliquistosis, García asegura que «ya hemos avanzado tremendamente», pero sus perspectivas a medio y largo plazo son mucho más optimismas.
«Hay un gran número de enfermedades que en el plazo de cinco o diez años vamos a poder abordarlas. Nuestro objetivo principal es incluso intentar erradicarlas, algo difícil, pero que cada vez es más posible gracias a herramientas como el diagnóstico genético pre-implantacional. Solo con saber la mutación, podemos evitar que las siguientes generaciones tengan la enfermedad (…) Y en Galicia somos referentes en ese campo», afirma.
De la Escuela Johns Hopkins a la Fundación de Medicina Xenómica
Licenciado en Biología en la Universidad de Navarra en 1999, Miguel Ángel García González se doctoró en la USC y posteriormente continuó su trayectoria formativa y profesional en la Escuela de Medicina Johns Hopkins (Baltimore, EE:UU) y el Instituto Pasteur de París.
Sus investigaciones sobre las enfermedades renales hereditarias han sido premiadas a nivel internacional y desde 2011 lidera el laboratorio Nefrochus. Además, en 2018 se incorporó como ajdunto de genética molecular de la Fundación Pública Galega de Medicina Xenómica, a la que brindó varias de las herramientas gestadas con su equipo.
En general se define como un enamorado de la genética, pero si hay algo que le apasiona es «intentar entender qué narices tiene el riñón para ser tan complejo y plástico al mismo tiempo». «Pensamos que es un órgano en el que todos son tubos, pero el 50% es vascular y detrás hay una fisiología con la que a día de hoy todavía estamos corneando para intentar entenderla. Además, si en una poliquistosis corriges la mutación, ves que de repente el riñón que estaba totalmente destrozado se vuelve normal. Es apasionante», concluye.